Fallece José Luis Sánchez Ortiz, dirigente del Grupo Solidaridad

* Hombre serio, sobrio y comprometido con su entorno, también fue dirigente de la Comunidad Politécnica de Acapulco 

Anoche leí en Twitter que José Luis Sánchez Ortiz había muerto. Y de pronto no estaba seguro si era la misma persona con la que amablemente habíamos cruzado comunicación en varias ocasiones en la relación periodista-hombre público. Por desgracia sí se trataba de quien temía.

No abordaré el suceso como una noticia –aunque lo sea- porque no escribo con el ánimo de atraer lectores, de ganar likes en la Fanpage y mucho menos por tener una exclusiva al dar datos privilegiados sobre su vida, obra y muerte.

No voy a decir que José Luis Sánchez Ortiz fue mi gran amigo, o que fue la mejor persona que he conocido. De hecho, lo traté muy poco, en el ámbito de mi profesión.

Fue durante las sesiones del Grupo Aca cuando lo conocí: hombre sobrio al cuestionar y discutir, e igualmente sobrio al dar una muestra de amistad; es decir, difícilmente lo vi exagerar en cualquiera de sus posiciones políticas o personales.

En una ocasión fui invitado a una sesión del Grupo Solidaridad, en uno de los salones del Hotel Tortuga, en la Costera, y ahí me di cuenta que José Luis presidía esa organización que además fundó; entré, lo saludé, y amablemente me invitó a sentarme y a desayunar. “Pide lo que quieras”, palabras más, palabras menos, me dijo.

Al terminar la reunión me concedió una entrevista afuera del salón, pero dentro de las instalaciones de la hospedería; siempre amable, siempre atento, siempre sobrio.

Y no, no nació ahí una gran amistad, pero eso sí, yo sabía que tenía cerca a una persona, a un hombre público, con el que se podía contar, porque era franco, no era efusivo, pero sí sincero en la poca o mucha disposición que mostrara.

No era el amigo entrañable, pero sí me conmovió saber que había muerto. Lo veía tan lleno de vida, tan saludable, tan cuidadoso en su forma de vida, que pensé que había José Luis para rato, al menos eso se deseaba y se creía. Pero la muerte no discrimina, no pregunta quien debería o no morir, o cuándo.

Son estos momentos cuando recordamos lo vulnerable que realmente somos, y que la muerte es una eterna compañera, que siempre está al lado nuestro, esperando la hora en que decida llevarnos consigo.

Lo lamenté a pesar de no ser el gran amigo mío, como sí lo pudo haber sido para el ex alcalde de Acapulco, Alberto López Rosas, quien escribió: “No tengo palabras para expresar mi conmoción por el deceso del ING. José Luis Sánchez Ortiz, hombre social y profesionalmente comprometido con su tiempo, con Acapulco, con Guerrero”.

Y no, no hay palabras para dar consuelo a sus familiares, esa resignación la da sólo el tiempo, a veces más temprano, a veces más tarde.

José Luis fue también presidente de la Comunidad Politécnica de Acapulco; y fue el dirigente de dicha comunidad a nivel estatal, Hugo Arizmendi Herrera, quien confirmó su fallecimiento mediante una misiva.

No se dieron detalles de las causas de su muerte, pero ni falta hacen, lo lamentable es su partida, el hueco que dejará en su familia, en sus amigos, y en la comunidad profesional en la que se desenvolvía y era muy querido.

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