Buen Fin, mala copia del Black Friday

* En la Unión Americana los descuentos pueden ir de 70 hasta 90 por ciento * En México son mínimas las rebajas, o bien no las hay, y en algunas ocasiones los productos se adquieren más caros * Más que una oportunidad, se convierte en un endeudamiento para los consumidores quienes al llegar la temporada navideña ya deben parte de su aguinaldo

El miércoles 13 de noviembre, dos días antes del viernes 15 en que comenzaba oficialmente en México la temporada del “Buen Fin”, se exhibía una Smart TV de 55 pulgadas en 10 mil pesos, centavos más, centavos menos. Cuando comenzó la promoción, el mismo aparato, con las mismas características, costaba 14 mil, y no aplicaba ningún descuento.

En otros casos monitoreados el precio no variaba, es decir, no había rebaja alguna, como se supone que las hay durante “El fin de semana más barato del año”, según reza su eslogan.

Si bien no se trata de un fraude, porque las rebajas son opcionales o a voluntad del vendedor, lo que sí representa es un engaño y habría que ver qué injerencia puede tener el gobierno federal, vía la Secretaría de Hacienda, dependencia ésta que promueve el evento en el portal web del Sistema de Administración Tributaria, el SAT.

“El buen Fin” de México, pues, es una malísima copia del “Black Friday”, esto, si se le puede considerar como copia. Para empezar, las rebajas del 70 y hasta del 90 por ciento del primero no se parecen al 10 por ciento de la versión mexicana.

Además, existe la versión de los compradores mexicanos, y quejas ante autoridades encargadas de vigilar el funcionamiento de este tipo de promociones, de que al comenzar el Buen Fin los establecimientos suben los precios a sus mercancías para que con el descuento de la temporada queden igual, es decir, sin variación, o con una mínima.

Así, cada año que pasa, la gente confía menos en la estrategia comercial de la gran venta previa a la temporada navideña.

El Viernes Negro, o Black Friday, en inglés, se celebra en Estados Unidos de Norteamérica un día después del cuarto jueves de noviembre –no el cuarto viernes como algunos dicen y que no es lo mismo- , es decir, al siguiente del Día de Acción de Gracias.

Es un solo día de ofertas realmente imperdibles; por eso la gente incluso duerme afuera de los establecimientos con el objeto de ser los primeros en entrar y adquirir esa prenda o ese aparato a precios increíbles; las rebajas generan realmente un viernes negro por los tumultos, la arrebatinga e incluso los golpes entre los compradores.

“La versión que conocemos se originó en Filadelfia, donde se utilizaba para describir el denso tráfico de gente y vehículos que abarrotaba las calles al día siguiente de Acción de Gracias. El uso de este término comenzó alrededor de 1961 entre los oficiales de policía encargados de la regulación del tráfico,​ popularizándose hacia 1966, y extendiéndose al resto de los estados a partir de 1975”, se lee en Wikipedia.

Hay otra versión que señala que los comercios que están en números rojos (pérdidas), con las ventas de la ocasión cambian a números negros (ganancias), por eso lo de viernes negro.

Esta práctica, de origen estadunidense, ha contagiado a otros países del mundo que han creado su propia versión, como España, que en noviembre de 2012, por medio de la cadena alemana MediaMarkt, lanzó su campaña Black Friday Sale​ a nivel nacional.

LA MALA COPIA

México no escapó a la tentación y en 2011 lanzó su Buen Fin, con la característica de que no sería sólo un día, sino un fin de semana completo, el periodo en el que se pueden adquirir productos aparentemente con rebajas significativas, rebajas éstas que hoy son cuestionadas y cuestionables.

La otra “ventaja” del Buen Fin es que la gente puede comprar a meses sin intereses, y esta es otra falacia: En cualquier día del año se puede comprar a meses sin intereses si se dispone de una tarjeta de crédito, y si no se cuenta con este plástico, pues no se podrá aún sea Buen Fin.

Se supone que la idea original es reactivar la economía del país, y por eso el gobierno federal incluso adelanta parte del aguinaldo a sus trabajadores para hacer compras navideñas anticipadas. Sin embargo, está claro que esta práctica ha generado endeudamiento y posteriores problemas con las cuentas de los consumidores, quienes, de cualquier manera, previo a la Navidad vuelven a hacer compras de pánico envueltos en el espíritu de la temporada.

“Cabe destacar que en los últimos años se han recabado pruebas y quejas de consumidores que afirman que las mismas empresas aumentan los precios de los productos para aplicar falsas rebajas con tal de hacer que la gente pague en realidad el precio original”, relata Wikipedia.​

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